¿QUÉ HACER EN CASO DE UN ATAQUE DE ANSIEDAD?

Paso 1: Detén el pensamiento que te llega a la mente.

Paso 2: Como si fueras un portero que acaba de evitar que le metan un gol, toma esa horrible pelota de ansiedad y ¡desínflala! Clávale la espada de la Palabra de Dios tres veces:

• "No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también. 7 Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús". Filipenses 4:6

• "Por tanto, no anden afligidos, buscando qué comer y qué beber. Porque todas estas cosas son las que preocupan a la gente del mundo, pero ustedes tienen un Padre que ya sabe que las necesitan". Lucas 12:29

• "Descarguen en él todas sus angustias, porque él tiene cuidado de ustedes". 1 Pedro 5:7

Paso 3: Proclama en voz alta que Dios es quien tiene el control de tu vida y aprópiate de sus promesas:

• "El Señor es mi pastor, nada me faltará". Salmo 23

• "El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién podría yo temer? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿quién podría infundirme miedo?". Salmo 27

• " Sólo yo sé los planes que tengo para ustedes. Son planes para su bien, y no para su mal, para que tengan un futuro lleno de esperanza. —Palabra del Señor.” Jeremías 29:11

Paso 4: Por último, tómate una pastilla de "CONFIANZA EN DIOS".

El secreto de nuestra victoria es la confianza en Dios. Desconfiar o dudar de Dios produce ansiedad. Nuestro Dios además de ser poderoso es "Fiel y verdadero" (Apocalipsis 19:11).

Sus promesas son dignas de confianza, aun cuando las cosas marchen en una dirección que no comprendemos. Es justo cuando creemos en Él como niños que logramos encontrar reposo para nuestras almas cansadas. Él lo prometió y lo cumplirá.

Así ha dicho Dios el Señor, el Santo de Israel:

«La salvación de ustedes depende de que mantengan la calma.

Su fuerza radica en mantener la calma y en confiar en mí.»

Isaías 30:15

© Astrid Gale