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EL INVENCIBLE

Actualizado: 27 oct 2024

"Se suponía que él y yo éramos invencibles", dijo el joven con lágrimas en sus ojos al recordar a su amigo, quién había muerto hacía algunos días. Al parecer, desde niños estos dos jóvenes solían decirse uno al otro que eran invencibles. Los padres del joven recién fallecido observaban todo esto con el corazón roto. Ese era, sin duda, uno de los días más desgarradores de sus vidas. Con profundo respeto, pues conozco a esta pareja personalmente, deseo hacer una reflexión sobre las palabras que dijo el amigo de su hijo. 


Ser invencibles. Cuánto nos gusta ese concepto. Desde antes de que existiera la televisión y las películas de superhéroes, ya existían los libros de historietas acerca de héroes con poderes sobrehumanos, héroes invencibles.


Los grandes conquistadores de la antigüedad se sentían invencibles mientras conquistaban región tras región. Se dice que Alejandro el Grande ha sido uno de los estrategas militares más hábiles que jamás haya existido. Él conquistó el Imperio Persa, el Mediterráneo oriental, Egipto, Oriente Medio y partes de Asia. Su imperio cubría más de tres millones de kilómetros cuadrados en tres continentes. La enciclopedia Británica lo describe como "despiadado, dictatorial y ambicioso hasta el punto de considerarse divino". Según los registros históricos Alejandro el Grande nunca perdió una sola batalla en sus 15 años de conquistas.


¿Era Alejandro el Grande invencible? Aunque ganemos todas las batallas militares que existan, siempre habrá una batalla que no podremos ganar. La batalla final, la muerte. A pesar de todas sus conquistas y su habilidad innegable, este gran conquistador murió al ser picado por un mosquito infectado con malaria. !Un mosquito! En ocasiones el ser humano parece fuerte e invencible. Aun así, la cruda realidad es que seguimos siendo frágiles mortales. No hay que ir muy lejos, se calcula que la pandemia que acabamos de atravesar cobró la vida de más de 3 millones de personas.


La vida del hombre es como la hierba; brota como una flor silvestre:

tan pronto la azota el viento, deja de existir, y nadie vuelve a saber de ella. Salmos 103:15-22 DHH

 

Solo ha habido y habrá alguien verdaderamente invencible, alguien que salió triunfante en la batalla contra la muerte: 


Jesucristo. Él es el testigo fiel de estas cosas, el primero en resucitar de los muertos y el gobernante de todos los reyes del mundo. Toda la gloria sea al que nos ama y nos ha libertado de nuestros pecados al derramar su sangre por nosotros.  Él ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para Dios, su Padre.A él sea toda la gloria y el poder por siempre y para siempre! Amén.

¡Miren! Él viene en las nubes del cielo.

Y todos lo verán, incluso aquellos que lo traspasaron.

Y todas las naciones del mundo se lamentarán por él. ¡Sí! ¡Amén!

 

«Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin—dice el Señor Dios—. Yo soy el que es, que siempre era y que aún está por venir, el Todopoderoso» Apocalipsis 1:5-8 NTV

 

Antes de morir, el hijo de nuestros amigos tomó la mejor decisión de todas y puso su total confianza en Jesús. Le entregó su vida. Este acto de fe fue lo más trascendente e importante que pudo haber hecho en su vida, independientemente de los efectos que sus decisiones previas puedan haber tenido sobre su salud. Esto definió su destino eterno. Jesús compartió su victoria con él. Cristo finalmente le dio lo que anhelaba, lo hizo "más que vencedor".


Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 8:37-39 LBLA


El Invencible vendrá de nuevo. Ya no como un manso cordero, sino como el guerrero victorioso que siempre ha sido. Estemos listos.


Pues el Señor mismo descenderá del cielo con un grito de mando, con voz de arcángel y con el llamado de trompeta de Dios. Primero, los creyentes que hayan muerto se levantarán de sus tumbas. Luego, junto con ellos, nosotros, los que aún sigamos vivos sobre la tierra, seremos arrebatados en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Entonces estaremos con el Señor para siempre. 1 Tesalonicenses 4:16-17 NTV


Señor, yo pongo hoy toda mi confianza en ti. Abro mi corazón a ti y te entrego mi vida. Gracias por el precio que pagaste por mi rescate. Reconozco mi fragilidad y agradezco que además de ser invencible y supremo, eres también misericordioso; tanto como para rescatar a alguien tan frágil e imperfecto como yo. Te amo Jesús y anhelo verte regresar como el Rey invencible que eres.

 

Dedicado a Jackson Thomas Lee

28/3/96 – 10/4/24




© Astrid Gale




 
 
 

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