El AGUJERO NEGRO
- astrid724
- 13 oct 2024
- 3 Min. de lectura
Me encontraba viendo una película cuando, de repente, uno de los personajes dijo una frase impactante. Él dijo: “Ten cuidado con el pasado, porque es como un agujero negro. Si te acercas demasiado a él, te puede tragar”. El tiempo ha pasado y esa frase aún sigue dando vueltas en mi cabeza.
Empecemos por entender qué son los agujeros negros según la NASA:
“Un agujero negro es un objeto astronómico en el espacio con una fuerza gravitatoria tan fuerte que nada, ni siquiera la luz, puede escapar de él. Son regiones del espacio en las que la materia está tan condensada que distorsionan el espacio-tiempo”.
Que impresionante, ni siquiera la luz se escapa de ser tragada por estos agujeros. Más aún, distorsionan la relación que existe entre el espacio y el tiempo.
Leyendo esto, puedo ver con más claridad la analogía entre los agujeros negros y nuestro pasado. El pasado puede ser una zona de peligro. Si nos acercamos demasiado y vivimos pensando en él todo el tiempo, éste puede apagar nuestra luz, consumir todo nuestro tiempo y distorsionar nuestra visión de la vida.
Todos nosotros guardamos alguna relación con nuestro pasado, buena o mala. Habrá quienes lo vean con indiferencia. Otros, ven el pasado con una amplia sonrisa en sus labios pues está lleno de lindas experiencias. Sin embargo, me arriesgaría a decir que la mayoría de nosotros hemos tenido experiencias mixtas y lo vemos con un poco de nostalgia o con cierto sinsabor, dependiendo de lo que hayamos vivido. Si se nos ofreciera la oportunidad de volver atrás y cambiar algunas cosas, creo que la mayoría aceptaríamos el reto y volveríamos para reparar algunas cosas que lamentamos. Sin embargo, aunque nos duela, no podemos volver atrás y reescribir el pasado.
La manera en que lidiemos con el pasado va a determinar en gran manera nuestro presente y nuestro futuro. ¿Qué tal si le pedimos consejo a Dios y averiguamos qué piensa Él sobre el tema? Seamos creativos e imaginémonos una conversación con Dios que vaya más o menos así:
-Padre, pienso mucho en mi pasado. Hay cosas que no puedo dejar ir. ¿Qué opinas?
No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Isaías 43:18-19 RV
-Señor, quiero cambiar, pero siento que mi pasado me ha marcado y no sé cómo. ¿Me darías otra oportunidad?
Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado! 2 Corintios 5:17 NTV
-Señor, metí la pata, cuánto quisiera poder volver atrás y hacer algunas cosas de forma distinta.
Además, sabemos que si amamos a Dios, él hace que todo lo que nos suceda sea para nuestro bien. Romanos 8:28 NBV
-Padre, he cometido errores graves. Mis acciones dañaron a otros y a mí mismo.
Soy yo, solo yo, el que por amor a mí mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados. Isaías 43:25 CST
-Señor, tengo heridas que por mucho tiempo no he podido sanar. Cosas que sucedieron en mi pasado y aún me duelen.
… yo mismo les proporcionaré cura y remedio, los sanaré y les revelaré el bienestar y la estabilidad que les voy a conceder. Jeremías 33:6 RVA
-No quiero dejar el pasado atrás. Ha sido la mejor época de mi vida.
No digas: «todo tiempo pasado fue mejor», pues no sabes si en verdad lo fue. Eclesiastés 7:10 NBV
Dios no quiere que vivamos aferrados a nuestro pasado. El poder del Señor es tan grande y su amor es tan profundo que no hay nada, literalmente nada en nuestro pasado que Él no pueda restaurar.
Echemos sobre él nuestras cargas. Dejemos el pasado donde está. Vaciemos nuestro corazón de remordimientos y llenémonos de la esperanza que Dios nos ofrece. Sigamos el consejo del Apóstol Pablo y esforcémonos por alcanzar lo que está delante. La vida acá en la tierra es temporal. Somos peregrinos, avanzando en nuestro caminar hacia la meta, hasta encontrarnos con nuestro Padre Celestial.
… lo que sí hago es olvidarme de lo que queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está delante, para llegar a la meta y ganar el premio celestial que Dios nos llama a recibir por medio de Cristo Jesús. Filipenses 3:13-14 DHH
Señor, que gran alivio saber que no soy un prisionero de mi pasado, ni de mis errores. Me has hecho libre. Me has dado una segunda oportunidad y hoy la tomo. Muchas gracias, Padre. ¿Qué sería de mi vida sin ti? Hoy avanzo hacia adelante. Hoy perdono a quiénes me han herido. Hoy recibo tu esperanza y dejo ir todo lo demás, sabiendo que tú, como el buen padre que eres, me estás esperando en la meta.
© Astrid Gale
Por favor déjanos tu comentario al final de la página
Comments