JUSTO A TIEMPO

Las grandes empresas como Toyota utilizan técnicas impresionantes para perfeccionar los procesos de producción. Evaden al máximo el desperdicio, tanto de tiempo, como de insumos. De esta forma, cada vehículo que se fabrica tiene un cliente esperándolo, agilizando al máximo la administración de los inventarios. A este tipo de metodologías se les conoce como “justo a tiempo”.

En los últimos meses, he podido ver más de cerca la impresionante precisión del tiempo de Dios. La primera vez fue en Costa Rica. Mi esposo y yo nos encontrábamos en la Clínica Bíblica esperando ser atendidos por un reumatólogo. Habíamos hecho la cita desde los Estados Unidos a raíz de unos dolores sumamente agudos en su espalda.

Una amiga cercana que es enfermera nos insistió en que estábamos viendo al especialista equivocado. Según su criterio debíamos ver un ortopedista en lugar de un reumatólogo. Por falta de tiempo decidimos conservar la cita. Faltando 30 minutos para la cita fuimos a la cafetería. De repente, la pata de la silla en la cual mi esposo estaba sentado se rompió; él cayó de inmediato y se golpeó justamente en la zona de la espalda donde tenía el dolor. Un médico que estaba al lado dio un código de alerta y mandó a traer una silla de ruedas. Insistió en que mi esposo debía ir a emergencias para ser examinado. Para mi sorpresa, el doctor que lo atendió en emergencias fue un ortopedista. Luego de revisar las radiografías, el doctor le recetó un medicamento que por fin alivió su dolor. Y como si fuera poco ¡no tuvimos que pagar nada! Cabe mencionar, que teníamos ya 10 días de lidiar con un dolor paralizante en su espalda que ni la morfina podía quitar.

Dios no deja de sorprendernos con sus propios métodos de “justo a tiempo”. Él tiene maneras asombrosas de enderezar nuestros pasos y cumplir sus propósitos.

Otro ejemplo curioso sucedió hace una semana, cuando quise enviar una tarjeta a una de mis mentoras. Encontré una cuya leyenda y diseño me llamó la atención, sin embargo, era de cumpleaños y no de recupérate pronto, lo que yo buscaba. Al final decidí enviársela, aunque no fuera su cumpleaños. Cuando salí a dejarla al correo postal tuve un contratiempo y al día siguiente salimos de vacaciones, por lo que la tarjeta fue enviada mucho después de lo planeado. Hace una semana, recibí un correo electrónico de mi mentora diciéndome ¡que la tarjeta le llegó exactamente el día de su cumpleaños!

Cosas como estas nos dejan ver la mano de Dios y la perfección de sus tiempos. Aunque sintamos que nos hemos quedado cortos en algunas cosas, Dios tiene la capacidad y el poder de hacer que todo ayude para nuestro bien, y puede hacerlo de formas aún más magníficas de lo que nosotros imaginamos.

Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos.

Romanos 8:28 RVA

Una vez más, nuestro Señor nos invita a confiar en Él, ya que Él tiene nuestros tiempos en sus manos y es el único que llega “justo a tiempo”.

“En tu mano están mis tiempos”

Salmo 31:15 RV

Oración: Señor, entrego mis tiempos en tus manos. Guía mis pasos y endereza mis caminos. Gracias por la certeza de que me amas y tienes cada detalle de mi vida bajo control. Me entrego a ti confiadamente.

© Astrid Gale