ERES EL GUARDIÁN DE TUS PALABRAS

Hace unos días, mientras tomaba café con una amiga, sin darme cuenta oprimí el botón de dictado en mi teléfono. Pasaron algunos minutos y cuando por fin vi el aparato noté que cada palabra que dije había quedado registrada. Al ir a borrar el largo texto llegaron a mi mente las palabras del Señor Jesús: ”… el día del juicio, tendrán que dar cuenta de toda palabra inútil que hayan dicho” Mateo 12:36. Le comenté esto a mi amiga y ambas quedamos unos minutos en silencio asombradas de la seriedad de lo que nos advierte el Señor.

No tengo idea cómo será que Dios recoge nuestras palabras, pero según este versículo, Él tiene una forma de registrarlas ya que de cada una de ellas daremos cuentas. Si de verdad le creemos a Dios cuando nos dice esto quizá decidamos no dar nuestra opinión todo el tiempo. Tal vez, a fin de cuentas, sí podemos abstenernos de murmurar o de resaltar los errores de los demás. Nuestras palabras son un reflejo de lo que hay en nuestro corazón (Mateo 12:34) y solo Dios puede cambiar nuestro corazón si se lo permitimos.

En nuestra acelerada cultura nadie parece apreciar el silencio, sin embargo, el gran Rey Salomón nos enseña que: “Si el ignorante calla, pasa por sabio; si no abre la boca, pasa por inteligente” Proverbios 17:28. Por último, nos da un consejo invaluable: “Cuidar las palabras es cuidarse uno mismo; el que habla mucho se arruina solo” Proverbios 13:3.

Cuanto más dejemos al Señor trabajar en nuestro corazón, más dulces serán nuestras palabras. Él quiere ayudarnos a domar esta pequeña lengua que tantas veces nos mete en problemas y con la que sin querer herimos a quienes más amamos. Parece difícil pero sí se puede, de lo contrario Jesús no nos pediría cuidar nuestras palabras.

Jesús dijo:

“Les digo lo siguiente: el día del juicio, tendrán que dar cuenta de toda palabra inútil que hayan dicho.

Las palabras que digas te absolverán o te condenarán”.

Mateo 12:36-37

Nota: Puedes ver más sobre el tema de las palabras en el libro "La cárcel de mis palabras".

Ver enlace abajo.

© Astrid Gale