EL ANUNCIO MÁS ESPECTACULAR DE TODOS

Hace unos días tuve la oportunidad de ver la aurora boreal por primera vez en mi vida. Fue fascinante. Mi esposo y yo vimos los cielos iluminarse como nunca antes. Los rayos de luz bailaban de un lado al otro. Observamos el cielo iluminado y las diversas formas que tomaban las luces al moverse, sin embargo, no podíamos distinguir todos los colores a simple vista. No fue sino hasta que vimos a través del lente de una cámara que pudimos apreciar los colores en su más intensa expresión. El lente pudo captar la aurora boreal con absoluta claridad, aunque con nuestros ojos la viéramos solo en parte. Eso me hizo recordar un pasaje de la escritura que menciona algo similar:

"Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido".

1 Corintios 13:12 RV

Sabemos que Dios nos ama y que ha sacrificado lo más preciado que tenía para rescatarnos. No obstante, en ocasiones el afán y la ansiedad nos acechan y comenzamos a ver las cosas borrosas, perdiendo así la claridad que antes teníamos. Dios sabe esto. De hecho, Él mismo nos advierte que en el presente veremos las cosas como a través de un velo, pero cuando estemos en su presencia, lo veremos todo con claridad y hasta conoceremos la forma en que Dios nos conocía a nosotros. Eso será algo así como estar al otro lado de las nubes viendo la aurora boreal en todo su esplendor.

Un pariente dice que las auroras boreales son algo así como "las cortinas de los cielos". Es una linda forma de verlo. De verdad aquel espectáculo parecía anunciar cosas grandes que yacen detrás de ese velo de luz. Algo así como un anuncio divino, que nos advierte de las preciosas cosas que nos esperan. De hecho, las escrituras registran el anuncio más espectacular de todos. Uno hecho por Dios mismo. No fue escrito ni en papiro, ni en piedra, sino en los cielos:

"Los cielos cuentan la gloria de Dios,

Y el firmamento anuncia la obra de sus manos".

Salmo 19 RV

Este anuncio divino lo ha puesto nuestro Dios justo donde todos los seres humanos de todas las épocas pudiésemos verlo, en los cielos.  Lo ve el rico y el pobre; lo observa tanto el creyente como el incrédulo. Por lo tanto, como dijo el apóstol Pablo, no tenemos excusa:

"Porque lo invisible de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, y pueden comprenderse por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues a pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón se llenó de oscuridad".

Romanos 1:20-25 RVC

Esa escritura alude a aquellos que a pesar de la evidencia que Dios ha desplegado para que le conozcamos, persisten en negar su existencia y tejer argumentos vanos.  Deseo que esto esté lejos de tu corazón y del mío, y que al ver el majestuoso firmamento recordemos que Dios lo ha dejado allí para nosotros, para anunciarnos las inescrutables y maravillosas cosas que nos esperan.  Cosas que Él ha reservado para nosotros.

“Ningún mortal ha visto, ni oído, ni imaginado las maravillas que Dios tiene preparadas para los que aman al Señor”. 1 Corintios 2:9

Oración: Señor, gracias por las múltiples maneras en que me buscas y me hablas. Aquí estoy Señor. Rindo mi corazón a ti.  Recibo tu amor. Ayúdame a permanecer fiel a esta esperanza todos los días de mi vida, hasta que despierte a tu lado.  

© Astrid Gale

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