¿DE COLORES O EN BLANCO Y NEGRO?

Habían transcurrido casi dos horas después de la hora señalada para la salida hacia la hacienda. El plan original había sido dejado atrás y reemplazado numerosas veces.

Nuestros anfitriones hacían lo posible por entretenernos mientras esperábamos a que la torrencial lluvia se detuviera. El plan original: tres familias irían de paseo a una hacienda cafetalera; la situación actual: tres familias encerradas en una casa esperando a que se termine lo que parecía ¡una tormenta tropical sin fin!

Intenté acercarme a mi madre para expresarle mi frustración ante la situación. De pronto, ella me interrumpe con estas palabras: “Qué aventura ¿verdad?, qué gente tan simpática y qué comida tan sabrosa. De seguro la lluvia cesará pronto y continuaremos con nuestro paseo”. Me quedé atónita. ¿Cómo podía mi madre tener una perspectiva tan positiva de la situación? Quizá mi reflexión debió haber sido: ¿Cómo puedo yo tener una perspectiva tan pesimista del asunto? A fin de cuentas, sí estábamos pasando un buen rato, conociéndonos más y disfrutando el cafecito y los deliciosos bocadillos que la familia anfitriona preparó para nosotros. No pasó mucho tiempo más y la lluvia cesó. El viaje a la hacienda cafetalera terminó siendo uno de los paseos más memorables que he tenido.

Desde ese día, me prometí a mí misma intentar ver la vida de colores y no en blanco y negro. Esta es una decisión que nadie más que yo puedo tomar. No es la tormenta o la calma lo que debiera determinar nuestro nivel de gozo, sino la actitud de agradecimiento con la que enfrentemos cada día. Sigamos el consejo del apóstol Pablo y seamos siempre agradecidos.

Y que la paz que viene de Cristo gobierne en sus corazones… ustedes son llamados a vivir en paz. Y sean siempre agradecidos.

Colosenses 3:15 NTV

“Buen remedio es el corazón alegre, pero el ánimo triste resta energías”.

Proverbios 17:22 DHH

© Astrid Gale